En tiempos de ofertas a diestra y
siniestra, es bueno reflexionar en un tema candente, los resultados de la educación.
En Chile, desde hace
aproximadamente 30 años, se viene invirtiendo en “Educación” fuertemente, cada gobierno de éstas tres décadas, ha
intentado “elevar” los estándares de logros en sus períodos, lo que no se
ha conseguido, a pesar de la gran millonada de dólares que se han manejado
para:
- Entregar textos escolares a todos los alumnos de las escuelas municipales y particulares subvencionadas del país, con una creciente inversión año a año.
- Habilitar miles de salas y laboratorios de computación con ordenadores, notebook, proyectores multimedia, programas, redes y otros avances en el área.
- Construcción de una alta cantidad de metros cuadrados para satisfacer las necesidades de implementación de la Jornada Escolar completa y de la recuperación de locales destruidos por el sismo del febrero aquel.
- Gran cantidad de recursos para becas y apoyos especiales.
- Una millonaria inversión en lo que ha significado la LEY SEP y su implementación.
- Una danza de millones en implementar los estamentos definidos por la LGE en torno a los organismos “fiscalizadores” del sistema, léase SUPERINTENDENCIA DE EDUCACIÓN Y AGENCIA DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN, contratando a costos millonarios un sinnúmero de trabajadores que cumplirán sus funciones con sueldos muy superiores a los de los docentes.
Y sin embargo, los aumentos en
los logros medidos por las pruebas estandarizadas, no han podido marcar una
subida que pudiese ser significativa, por ello debemos reflexionar
profundamente en torno al camino elegido para lograrlo.
Creo que el gran fracaso de estas
iniciativas está centrado en varios puntos.
Primero, no se ha centrado la
inversión en el principal agente de la educación, el PROFESOR, el que producto
de una seguidilla de malas decisiones gubernamentales ha sido postergado y no
tomado en cuenta.
El profesor debiera ser el
personaje en el que se debiera centrar la atención, si hubiésemos gastado una
décima parte de lo invertido en “producir” un efecto social a favor del
docente, en diez años habríamos cambiado la sociedad chilena.
Si el profesor tuviese un sueldo
de egreso similar al de un trabajador promedio de la minería, $ 640.000.-, con
una proyección de 2.300.000.- a los diez años de trabajo, tendríamos un
enjambre de estudiantes destacados postulando a ser profesores, y no tendríamos
que soportar docentes de 450 puntos, que al egresar, no superan la prueba
INICIA y que en este momento forman parte de nuestro diario quehacer y que
están insertos en escuelas y colegios haciendo más daño que aporte.
Por otra parte la política
educacional NO puede ser una política de gobierno, debe ser una política de
“ESTADO” con una definición no menor a diez años, de manera que el país tenga
claro lo que quiere de sus jóvenes a futuro y
corrija rumbos cada 8 a 10 años, ajustando los intereses del país y
reformule los procesos formadores de docentes a esas intenciones futuristas,
sin embargo realistas.
En base a ello, determinar
currículos fijos y definidos para “TODAS” las instituciones formadoras de
docentes de todos los niveles, con pruebas de ingreso y exigencia muy
superiores a las actuales.
Imperiosamente, dar al docente el
reconocimiento social que le corresponde, situación quitada desde hace dos a
tres décadas debido a una política populista, determinada por la saliente
posición de autoritarismo en que se encontraba el país, lo que determinó irse
al otro extremo del péndulo social, donde sólo existen derechos y NO las
responsabilidades que corresponde a cada derecho. Esto determinó que el
profesor y todas las autoridades, se vean sin piso para poder formar a niños
que necesitan límites, exigencias, conocimientos, experiencias pero con respeto
a las normas básicas de convivencia, donde la actitud hacia la autoridad, que
desea, formarles sea el respeto.
Lo anterior está severamente
comprobado en sistemas como Singapur, el que admiramos pero no copiamos,
quedándonos con la mala copia de sistemas peores que el nuestro como el
español.
No por accidente en Japón el
único personaje que no está “obligado” a hacer una reverencia al saludar al
Emperador es el profesor, el que sin embargo lo hace por educación y respeto a
la jerarquía.
Al profesor se le ha “maltratado”
sistemáticamente desde hace muchos años.
La ley permite hasta 45 alumnos
por curso.
El profesor no tiene más de dos
horas cronológicas para realizar el trabajo de preparación de clases,
elaboración de instrumentos de evaluación, corrección de pruebas, perfeccionarse
y capacitarse, leer de su área, buscar estrategias nuevas, asistir a
seminarios, talleres o cursos.
Económicamente está muy
restringido para avanzar con la tecnología para apoyar sus clases y ponerse a
la par con el avance mundial, no olvidemos que está formando jóvenes para
pasado mañana, no para hoy.
Por ejemplo, siempre se habla
mediáticamente y a modo de información a la comunidad, del valor hora mínimo
nacional, actualmente de Básica:
$ 11.045 imponibles - Media: $ 11.622, lo que para el común de los lectores
significaría que un profesor de educación media con contrato de 30 horas
semanales, es decir 120 mensuales, ganaría $ 1.394.640.-
sin embargo NADIE informa que se le paga la hora “SEMANAL-MENSUAL” lo que
es lo mismo que decir “lo que gana en la semana se le pagará al
mes” o sea: $ 348.660, brutos de los que se descuenta
aproximadamente el 20 % de imposiciones y salud, lo que determina que el profesor
recién egresado recibirá no más de $278.928.-
Por
tanto desde el principio hay un engaño, el valor hora real es de $ 2.761,25 en
básica y $ 2.905,5 en media. Mucho menos de lo que puede ganar cualquier
oficio sin tener que pasar malos ratos con padres y apoderados, que sin saber
NADA de educación enjuician la labor docente, sin tener que manejar un grupo de
jóvenes sin Dios ni ley porque los adultos NO le han puesto los límites y que
han sido formados en una sociedad nacional en la que “HAY QUE SER DISIDENTE,
CONTESTATARIO, OPOSITOR E INCONFORMISTA” para ser validado por ella, en la que
los derechos están muy lejos de los deberes y que no importa si los cumplo o
no, igual tendré derechos avalados por las autoridades…
Aquí
es donde me pregunto y los derechos de los profesores a trabajar tranquilos y
tratar de hacer su pega??? Dónde se quedaron???.
Si
hace 25 o 30 años, hubiésemos puesto nuestras mejores fichas en fortalecer
económicamente la labor docente, con sueldos equivalentes a los de otras
profesiones, $ 640.000.- por ejemplo, habríamos tenido, en un período NO mayor
a diez años como lo mencioné anteriormente, una nueva generación de profesores,
con interés, con capacidades y con más competencias, los que habrían pasado por
la Universidad, entendiendo lo que leen y que tendrían que haber aprobado las
pruebas de egreso (INICIA) con logros exigidos, profesores motivados por lo
económico y sin grandes problemas de sobrevivencia, lo que hoy no ocurre, para
desarrollar un trabajo que debiera ser evaluado y exigido.
En
la actualidad no podemos exigir porque la recompensa es mínima, los buenos
profesores pronto el sistema los saca del aula, para servir cargos de
responsabilidades mayores, quedando en el aula los de menos experiencia y/o los
de menor iniciativa generando con ello un espiral descendente de malos logros y
malas prácticas.
De una vez por todas, todos quienes
dicen PREOCUPARSE de la educación, OCÚPENSE del docente y
con muchísimo menos inversión y despilfarro obtendremos en menos de 10 años un
nivel acorde a las necesidades que nuestro país y su proyección en el tiempo
necesita y merece ………..
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