lunes, 29 de julio de 2013

EDUCACIÓN, cirugía mal hecha.


En tiempos de ofertas a diestra y siniestra, es bueno reflexionar en un tema candente, los resultados de la educación.

En Chile, desde hace aproximadamente 30 años, se viene invirtiendo en “Educación” fuertemente, cada gobierno de éstas tres décadas, ha intentado “elevar” los estándares de logros en sus períodos, lo que no se ha conseguido, a pesar de la gran millonada de dólares que se han manejado para:

  • Entregar textos escolares a todos los alumnos de las escuelas municipales y particulares subvencionadas del país, con una creciente inversión año a año.
  • Habilitar miles de salas y laboratorios de computación con ordenadores, notebook, proyectores multimedia, programas, redes y otros avances en el área.
  • Construcción de una alta cantidad de metros cuadrados para satisfacer las necesidades de implementación de la Jornada Escolar completa y de la recuperación de locales destruidos por el sismo del febrero aquel.
  • Gran cantidad de recursos para becas y apoyos especiales.
  • Una millonaria inversión en lo que ha significado la LEY SEP y su implementación.
  • Una danza de millones en implementar los estamentos definidos por la LGE en torno a los organismos “fiscalizadores” del sistema, léase SUPERINTENDENCIA DE EDUCACIÓN Y AGENCIA DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN, contratando a costos millonarios un sinnúmero de trabajadores que cumplirán sus funciones con sueldos muy superiores a los de los docentes.
Y sin embargo, los aumentos en los logros medidos por las pruebas estandarizadas, no han podido marcar una subida que pudiese ser significativa, por ello debemos reflexionar profundamente en torno al camino elegido para lograrlo.

Creo que el gran fracaso de estas iniciativas está centrado en varios puntos.

Primero, no se ha centrado la inversión en el principal agente de la educación, el PROFESOR, el que producto de una seguidilla de malas decisiones gubernamentales ha sido postergado y no tomado en cuenta.

El profesor debiera ser el personaje en el que se debiera centrar la atención, si hubiésemos gastado una décima parte de lo invertido en “producir” un efecto social a favor del docente, en diez años habríamos cambiado la sociedad chilena.

Si el profesor tuviese un sueldo de egreso similar al de un trabajador promedio de la minería, $ 640.000.-, con una proyección de 2.300.000.- a los diez años de trabajo, tendríamos un enjambre de estudiantes destacados postulando a ser profesores, y no tendríamos que soportar docentes de 450 puntos, que al egresar, no superan la prueba INICIA y que en este momento forman parte de nuestro diario quehacer y que están insertos en escuelas y colegios haciendo más daño que aporte.

Por otra parte la política educacional NO puede ser una política de gobierno, debe ser una política de “ESTADO” con una definición no menor a diez años, de manera que el país tenga claro lo que quiere de sus jóvenes a futuro y  corrija rumbos cada 8 a 10 años, ajustando los intereses del país y reformule los procesos formadores de docentes a esas intenciones futuristas, sin embargo realistas.

En base a ello, determinar currículos fijos y definidos para “TODAS” las instituciones formadoras de docentes de todos los niveles, con pruebas de ingreso y exigencia muy superiores a las actuales.

Imperiosamente, dar al docente el reconocimiento social que le corresponde, situación quitada desde hace dos a tres décadas debido a una política populista, determinada por la saliente posición de autoritarismo en que se encontraba el país, lo que determinó irse al otro extremo del péndulo social, donde sólo existen derechos y NO las responsabilidades que corresponde a cada derecho. Esto determinó que el profesor y todas las autoridades, se vean sin piso para poder formar a niños que necesitan límites, exigencias, conocimientos, experiencias pero con respeto a las normas básicas de convivencia, donde la actitud hacia la autoridad, que desea, formarles sea el respeto.

Lo anterior está severamente comprobado en sistemas como Singapur, el que admiramos pero no copiamos, quedándonos con la mala copia de sistemas peores que el nuestro como el español.

No por accidente en Japón el único personaje que no está “obligado” a hacer una reverencia al saludar al Emperador es el profesor, el que sin embargo lo hace por educación y respeto a la jerarquía.

Al profesor se le ha “maltratado” sistemáticamente desde hace muchos años.

La ley permite hasta 45 alumnos por curso.

El profesor no tiene más de dos horas cronológicas para realizar el trabajo de preparación de clases, elaboración de instrumentos de evaluación, corrección de pruebas, perfeccionarse y capacitarse, leer de su área, buscar estrategias nuevas, asistir a seminarios, talleres o cursos.

Económicamente está muy restringido para avanzar con la tecnología para apoyar sus clases y ponerse a la par con el avance mundial, no olvidemos que está formando jóvenes para pasado mañana, no para hoy.

Por ejemplo, siempre se habla mediáticamente y a modo de información a la comunidad, del valor hora mínimo nacional, actualmente de  Básica: $ 11.045 imponibles - Media: $ 11.622, lo que para el común de los lectores significaría que un profesor de educación media con contrato de 30 horas semanales, es decir 120 mensuales, ganaría $ 1.394.640.- sin embargo NADIE informa que se le paga la hora “SEMANAL-MENSUAL” lo que es lo mismo que decir “lo que gana en la semana se le pagará al mes” o sea: $ 348.660, brutos de los que se descuenta aproximadamente el 20 % de imposiciones y salud, lo que determina que el profesor recién egresado recibirá no más de $278.928.-

Por tanto desde el principio hay un engaño, el valor hora real es de $ 2.761,25 en básica y $ 2.905,5  en media.  Mucho menos de lo que puede ganar cualquier oficio sin tener que pasar malos ratos con padres y apoderados, que sin saber NADA de educación enjuician la labor docente, sin tener que manejar un grupo de jóvenes sin Dios ni ley porque los adultos NO le han puesto los límites y que han sido formados en una sociedad nacional en la que “HAY QUE SER DISIDENTE, CONTESTATARIO, OPOSITOR E INCONFORMISTA” para ser validado por ella, en la que los derechos están muy lejos de los deberes y que no importa si los cumplo o no, igual tendré derechos avalados por las autoridades…

Aquí es donde me pregunto y los derechos de los profesores a trabajar tranquilos y tratar de hacer su pega??? Dónde se quedaron???.

Si hace 25 o 30 años, hubiésemos puesto nuestras mejores fichas en fortalecer económicamente la labor docente, con sueldos equivalentes a los de otras profesiones, $ 640.000.- por ejemplo, habríamos tenido, en un período NO mayor a diez años como lo mencioné anteriormente, una nueva generación de profesores, con interés, con capacidades y con más competencias, los que habrían pasado por la Universidad, entendiendo lo que leen y que tendrían que haber aprobado las pruebas de egreso (INICIA) con logros exigidos, profesores motivados por lo económico y sin grandes problemas de sobrevivencia, lo que hoy no ocurre, para desarrollar un trabajo que debiera ser evaluado y exigido.

En la actualidad no podemos exigir porque la recompensa es mínima, los buenos profesores pronto el sistema los saca del aula, para servir cargos de responsabilidades mayores, quedando en el aula los de menos experiencia y/o los de menor iniciativa generando con ello un espiral descendente de malos logros y malas prácticas.

De una vez por todas, todos quienes dicen PREOCUPARSE de la educación, OCÚPENSE del docente y con muchísimo menos inversión y despilfarro obtendremos en menos de 10 años un nivel acorde a las necesidades que nuestro país y su proyección en el tiempo necesita y merece ………..




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